miércoles, 25 de enero de 2012

"Andar de la ceca a La Meca"



Este refrán tan conocido y frecuentemente usado tiene un origen totalmente casual y nacido de una extraña confusión. La palabra "ceca" proviene del término árabe "sikkah", y se utilizaba para hacer referencia a las casas de la moneda. Los musulmanes tenían repartidas varias cecas por gran parte de España, una de las más importantes de aquella época estaba situada en Córdoba.

Algunos estudiosos afirman que el término nació para referirse a que todo el dinero acababa en manos del poder religioso, aunque esta resolución no resulta convincente tanto por el significado de la acepción como por los datos con los que se cuenta. Se atribuye su origen a una equivocación en el uso de la palabra árabe. Dado que en esta ciudad también existía su maravillosa mezquita, empezó a utilizarse por equivocación y de manera incorrecta el término "ceca" para hacer referencia a dicho edificio, y no a la casa de moneda. La expresión "andar de la ceca a La Meca" comenzó a utilizarse para hacer referencia a las numerosas peregrinaciones que se hacían tanto a la supuesta "ceca", es decir, a la mezquita de Córdoba, como a La Meca, convirtiéndose en una expresión cuyo significado hace referencia a andar siempre de aquí para allá, de un lado a otro, sin un propósito determinado, vagueando o con demasiadas dudas.

¡Hasta la próxima!

domingo, 15 de enero de 2012

"Allá van leyes, do quieren reyes"

Me ha parecido curioso hablar sobre el origen de este refrán ahora que cada día los medios nos bombardean con cuestiones de política, nuevas leyes, y un largo etcétera de noticias de esa índole. Y además, resulta cuanto menos que paradójico que sea uno de los refranes más antiguos que conservamos en el refranero español. Según palabras de Clemencín: "debe ser uno de los monumentos más antiguos de nuestro idioma".

Nos remontamos a finales del siglo XI, principios del siglo XII, para determinar su origen, concretamente al reinado de Alfonso VI (1040-1109). En aquella época hubo una disputa religiosa en Castilla en la que se trataba el tema de si conservar el culto mozárabe de San Isidoro o si debía cambiarse dicho culto al eclesiástico romano, como ya se había hecho en Francia. Se cuenta que Alfonso VI llegó a este dilema por su esposa, Constanza, de origen francés y ferviente seguidora del culto eclesiástico romano fiel a sus raíces.

Se crearon varias pruebas para decidir qué hacer. En un duelo de caballeros,salió victorioso aquel que defendía el culto mozárabe. El mismo final tuvo la prueba en la que quemaron los dos misales de ambos cultos, y quedó totalmente calcinado el romano. Tampoco el clero castellano estaba dispuesto a tal cambio. Pero Alfonso VI hizo prevalecer el nuevo rito romano como obligación aprovechando su poder real, lo que disgustó a todos de sobremanera y haciendo que naciera esta expresión: allá van leyes, do quieren reyes.

Su significado es claro, quien tiene el mando, quien ostenta el poder, es siempre el que tiene la última palabra en cualquier decisión, no importando la opinión de los demás.

Hasta la próxima.

domingo, 1 de enero de 2012

Feliz 2012 ^^

Hay etapas en las que parece que el tiempo corre a contrarreloj; en las que es complicado sacar un minuto libre o un momento para poder dedicarlo a tus aficiones; en las que parece que hasta el aire pesa demasiado y no sabes cómo salir adelante... Digamos que esta refranera ha vivido estos meses en esa situación, donde se ha hecho imposible poder continuar muchas cosas que tenía empezadas con todo el cariño y la pasión de la que era capaz. Pero hoy es año nuevo, y ya lo dice el refrán: "Año nuevo, vida nueva". Mi primer propósito de este año es seguir con este pequeño-gran proyecto, con mayor o menor continuidad, pero no dejarlo.

Por eso, la mejor manera de comenzar de nuevo es esta, empezar el año deseándoos a todos los refraneros lo mejor para este 2012, que todos vuestros deseos se cumplan y traiga lo mejor para todos. Y agradeciéndoos que sigáis ahí.

¡Feliz año nuevo!

jueves, 13 de octubre de 2011

"A la chita callando"

¡Volvemos con más refranes! El de hoy casi seguro que más de una vez y más de dos lo hemos usado la mayoría, pero, ¿Sabíais que hace referencia a la mascota de este blog? Pues sí, habla de gatos, aunque no lo parezca.

Para buscar su origen debemos remontarnos al siglo XI aproximadamente, época en la que los musulmanes introdujeron en España una nueva forma de cazar. En ella se utilizaba una especie de gato montés llamado "saeta", al que se apodó "chita" por su gran parecido con los guepardos (a los que también se les llama así). Estos felinos eran tremendamente rápidos y ágiles, con lo que se obtenían mejores resultados de caza comparado con los perros.

Pero no todo eran ventajas, ya que estos animales eran muy fieros e indómitos, además de poseer un excesivo instinto sanguinario. Por esta razón, el monarca Alfonso X decidió prohibir el uso de este animal con fines cinegéticos.

Sin embargo, y como suele pasar ante las prohibiciones, lo único que cambió fue que este tipo de caza se produjese de forma clandestina, y de ahí lo de "callando", es decir, que había que mantenerlo en secreto. De ahí nació el dicho, a la chita callando, que significa que algo se debe de hacer o ha hecho de manera muy sigilosa, cautelosa o secreta.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

"Acabar como el rosario de la aurora"

Retomamos los refranes. Este dicho hace referencia a la procesión de la aurora, oficio religioso que consiste en un acto procesional acompañado de cantos y plegarias que tiene lugar antes del amanecer, en la aurora. El refrán se utiliza normalmente cuando dentro de un grupo, las personas por falta de acuerdo o ideas opuestas, acaban peleándose unos contra otros, llegando incluso a las manos.

Su origen viene de una historia acontecida en un pueblo gaditano llamado Espera, y es realmente divertida. Se cuenta que el párroco del pueblo, durante la procesión de la aurora, iba acompañado de algunos monaguillos. En medio de la procesión, uno de los acólitos soltó una sonora ventosidad, llegando a oídos de todos los asistentes y escandalizando al cura. El muchacho intentó justificarse diciendo:

- Ha sido el cirio, que ha chisporroteado -

Pero para colmo del monaguillo, además del sonido también llegó el olor de aquel escape a la nariz del sacristán, enfureciéndole de tal manera que le asestó un buen puntapié en el trasero al muchacho, mientras decía:

- ¡Toma, farolero rapavelas, para que el que lleva el cirial se pea, y luego diga que chisporrotea! -

Pero el monaguillo, lejos de acobardarse, se volvió y golpeó con el cirial en la cabeza al párroco, que se protegió de la agresión usando la cruz procesional. De esta manera, entre unos que apoyaban a uno y otros que apoyaban al contrario, acabaron todos los allí presentes enzarzándose en una tremenda pelea.

¡Hubiera sido digno de verse!

Hasta la próxima.

lunes, 29 de agosto de 2011

"A enemigo que huye, puente de plata"

Después de este pequeño "kit kat", en cristiano, paréntesis vacacional, volvemos a estar por el mundo refranero. En este caso toca este dicho, de origen y naturaleza principalmente militar, popularizado por Gonzalo Fernández de Córdoba, también conocido como "El Gran Capitán". Se cuenta que fue él quien a principios del siglo XVI pronunció ante sus tropas este dicho tan popularizado a día de hoy.

Dentro de la literatura lo encontramos, por ejemplo, en El Quijote (parte II, capítulo LVIII). También Lope de Vega en su obra "La estrella de Sevilla" lo utiliza de la siguiente manera:

"Que al enemigo
se ha de hacer puente de plata"

El significado es realmente claro en este caso. Simplemente que lo mejor es facilitar la huida de un enemigo. También podemos encontrar una modificación de este refrán:

"Al enemigo, si vuelve la espalda, la puente de plata"

Tiene un matiz un tanto diferente con respecto al popular dicho, ya que en este caso el significado es más el de allanar o suavizar las dificultades que se puedan encontrar para lograr una meta, y con más razón si el enemigo cede.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 10 de agosto de 2011

"A buen capellán, mejor sacristán"

Uno de los refranes que, por lo menos en mi caso, he oído por primera vez hace bien poco. Su origen se encuentra en una historia de un capellán. Se cuenta que dicho hombre se encontraba una noche cenando en una posada una suculenta cena a base de palomino, cuando de repente se sentó a la mesa un viajero que entró allí de casualidad.

Tras una ligera charla, el viajero atraído por el suculendo aroma del guiso, le rogó al sacerdote que compartiese su cena con él, por supuesto, dividiendo el pago de dicha cena a medias. El glotón hombre se negó en rotundo y siguió degustando su cena. El caminante por su parte, resignado, comió un mendrugo de pan y le dijo al religioso:

- Tan bien he comido yo al olor como vos al sabor.
- Si así ha sido - respondió el capellán - pagad vuestra parte pues.

El viajero por supuesto se negó a ello. Tras una discursión debida a la insistencia del capellán, decidieron que interviniera como juez un sacristán que allí se encontraba.

- ¿Cuánto ha costado el palomino? - preguntó el sacristán.
- Medio real - repuso el capellán.

El sacristán obligó al viajero a sacar un cuartillo (la mitad de medio real) y lo soltó repetidamente sobre la mesa, haciéndolo tintinear varias veces. Tras esto añadió:

- Reverendo, teneos por pagado con el sonido, como éste hombre tuvo que contentarse con el olor.

Tras esta historia comenzó a decirse este refrán. Su significado viene a ser que a un pícaro puede salirle otro mayor. El juego de la picaresca siempre encuentra un digno competidor.

¡Hasta la próxima!